martes, 17 de diciembre de 2019

Descenso

Mujer de antes, de antes del tiempo. Los océanos tienen tu forma. Vas caminando por encima del agua, y por debajo se debate el núcleo confuso de toda existencia. Tus pies dejan huellas mojadas que atraviesan distintos sueños, y en cada sueño distintas capas. El descenso es lento, la densidad ahoga la materia, profundiza la respiración. Estás coronada por tu piel, un rayo de sol dibujando formas sagradas. Cada vez que despierto recuerdo tus colores que son los colores de la naturaleza, de los volcanes y de las selvas, de los espacios que dejan las palabras, pero cuando el insomnio de verano me derrite contra las paredes, apenas puedo representarte con una piel humana. Tu piel brilla, pequeña estructura solar iluminando la noche. El descenso es tibio. Te ofrezco las mareas de saliva que se forman en mi boca, espero que con ellas optimices la vida en un espacio nuevo reservado para los milagros. Mujer de agua, el tiempo se detiene cuando te idealizo. Mi cama navega por un ramaje privado de tu cuerpo, buscándote. Estás en una isla. Tengo que mirar por encima de mis ojos para reconocer el brillo marino de tu pelo negro y ondulado. Mujer de antes, de antes de tu nombre.

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