hoy maté a una araña
tenía cuatro patas
y caminaba por el piso del baño
luchando por no perder el equilibrio.
se tambaleaba, yo la podía ver sufrir
atravesando la baldosa amarilla
que sería para ella
como un suburbio inhóspito.
frenaba, quedaba unos segundos quieta
recobrando el aliento
y seguía su marcha.
yo miraba a la araña discapacitada
pensando cuál sería su objetivo
adónde se dirigía
si tendría que volver a su cueva
si tendría que poner huevos
para perpetuar la especie
sí, eso me pareció razonable
la araña tenía un andar femenino
una abnegación de madre
pero su camino variaba
a veces daba vueltas
y empezaba a moverse en otra dirección
entonces pensé en un herido de guerra
trastornado y perdido
por haber estado cerca de la detonación de una bomba
sí, la araña parecía un soldado sordo
con algún miembro menos
que intentara llegar a la trinchera
sin saber la dirección correcta
aunque no se me ocurría el motivo por el cual
una araña hubiera quedado con cuatro patas menos
así que me acordé de los niños de la Teletón
y pensé que quizás hubiera nacido así
y que ya estaría acostumbrada al dolor de la ausencia
a la incomodidad de lo deforme.
cada vez que frenaba unos segundos
por no poder soportar el peso de su cuerpo
la araña parecía lamentarse
por lo puta que había sido su vida
y quizás sólo buscara un sitio para morir tranquila
por eso caminaba hacia el espacio mínimo
que hay entre el suelo y la base del lavarropas
aunque también podría haber nacido recientemente
lo cual sería mucho peor
porque entonces la araña debería atravesar
todo el sufrimiento que yo le había adjudicado
y que en realidad apenas empezaba a conocer.
y encima no maneja el concepto del suicidio, pensé
aunque probablemente tampoco el de la muerte
o el de la muerte sí, pero no el del la vida después de la muerte
y mucho menos el concepto del cielo como espacio definido
aunque si esta araña discapacitada pudiera pensar en el cielo
probablemente se imaginara una telaraña enorme
perfectamente tallada
colgada en el rincón más alto de un castillo gótico
la telaraña a la que nunca accedería
por falta de recursos.
no, en realidad no maté a la araña
quiero decir que no la aplasté
la dejé morir
la dejé caminar en círculos imperfectos
hasta que su cansancio fue insoportable
hasta que me quedé con la mente en blanco
incapaz de pensarla de otra manera.