jueves, 13 de diciembre de 2018

Cielo del reflejo turbio

Cielito, cielo que sí, 
cielo del reflejo turbio
a la sangre que ha brotado
se la llevará el diluvio.

Allí hay un muerto -dijeron-
su sangre es roja y espesa 
la carabina apuntó
en medio de su cabeza.

Charco de sangre terrestre 
lago de cielo invertido
cuando un cadáver se moja
el tiempo huele a podrido.

Cielito, cielo que no,
cielo negado al humano
sólo pudimos lavarnos
con la sangre las dos manos.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Lidia

Nacimiento


Lidia nace y sus quejidos
inician la cuenta regresiva 
hacia el silencio.

La miramos, dormida
miramos su piel frágil 
buscando comprenderla
pero desde el principio
un muro nos golpea en la cara.

Siempre hubo, en Lidia
el núcleo de un secreto
hirviendo bajo la corteza.

Siempre, al pensarla
tuvimos la certeza
de que el tiempo
no le correspondía .

Por eso, el día en que
amontonados detrás de la ventana
la vimos caminar entre los árboles
(pelo negro, vestido blanco, cuerpo de mujer)
creímos estar viendo
su primera vez
en el mundo.



Purgatorio



La tarde rebota
entre los ojos de Lidia
que son un pantano
lleno de peces muertos.

La invocamos
con palabras y con gestos
pero Lidia no quiere
hacerse presente:
ella habla con los pájaros
habla con los árboles
habla con la luz.
No habla con nosotros.

En su inocencia
Lidia sabe bien
cuál es el secreto
para que los días sean
una telaraña de agonías.

En su purgatorio
Lidia maneja el recurso
de comprimir los momentos
en uno solo.



Muerte



Lidia, mujer pálida
tus huesos se pudren
bajo la tierra del jardín familiar.

Cuando la carne se dejó caer
y los dientes sonaron como tuercas
tu vestido blanco quedó en el aire
suspendido en una postura melancólica.
Lidia, guardamos tu ropa bajo siete candados
para que pudiera descansar en silencio.

Te vimos morir una tarde, Lidia
dejaste una mueca resignada
como todo patrimonio.
Percibimos tu deslizar, una maniobra onírica
para cruzar al otro lado.
Te vimos morir y recordamos
la tarde en que te escuchamos callar.

Para acercarte a la muerte
tendiste un puente subterráneo
con todos los sonidos guardados.

Lidia, te nombramos
pero algo se desprende:
es tu puente que avanza
más allá de lo que somos
capaces de ver.

martes, 6 de noviembre de 2018

Supurar

mi cuerpo suena hueco 
cuando tus palabras entran 
y caen 
y caen 
y caen

cuando tus palabras entran
abren tajos 
se bañan con mi sangre
suntuosas
resbalan de los pies
a la cabeza 
entran a la fuerza
pero siguen sin decirme nada

mi cuerpo no sirve
su exigencia continua
no me hace libre
mi cuerpo acumula 
sus propias carencias 
una tras otra 
una tras otra

caen tus palabras 
y cortan 
y cortan
y cortan
mis manos 
no las retienen 
mis ojos 
no funcionan 
para ver el momento
sutil del ataque 
para ver el momento
en que tu boca se abre
y pierdo el sentido
del tiempo en que estuve
tirado, desnudo 
a oscuras ahogado 

muriendo despacio 

muriendo despacio 

muriendo despacio.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Torres del silencio

nos agarramos de las manos 
para rodear el círculo de cuervos 
que rodea el círculo de piedra
que protege la fosa 
donde duermen los restos 
de la genética antigua 
de los espíritus mudos 
que nos poseen de noche

nos agarramos de las manos
y sentimos pasar 
los ríos vibrando 
por debajo del suelo
y sentimos las venas 
de todos que se conectan 
como una enredadera sagrada

nos agarramos de las manos 
para tapar el murmullo 
para escuchar nuestras voces 
que ya no son nuestras 
que ya no son muchas 

nos agarramos de las manos 
para fundirnos
anónimos
para entregarnos 
sin miedo 

nos agarramos de las manos 
y el sol atraviesa simétrico 
los escalones que descienden 

nos agarramos de las manos
y nuestras manos se parten 
y nuestros cuerpos se secan
y nuestro tiempo termina

nos agarramos de las manos
para mirar hacia abajo 
nuestras manos tiradas 
nuestras manos juntas
nuestros huesos blancos
nuestra esencia diluida
bajo una marea de sombras. 

lunes, 15 de octubre de 2018

Araña de cuatro patas

hoy maté a una araña
tenía cuatro patas
y caminaba por el piso del baño
luchando por no perder el equilibrio.
se tambaleaba, yo la podía ver sufrir 
atravesando la baldosa amarilla
que sería para ella 
como un suburbio inhóspito.
frenaba, quedaba unos segundos quieta
recobrando el aliento
y seguía su marcha.
yo miraba a la araña discapacitada 
pensando cuál sería su objetivo 
adónde se dirigía 
si tendría que volver a su cueva
si tendría que poner huevos 
para perpetuar la especie 
sí, eso me pareció razonable
la araña tenía un andar femenino
una abnegación de madre
pero su camino variaba 
a veces daba vueltas 
y empezaba a moverse en otra dirección
entonces pensé en un herido de guerra 
trastornado y perdido 
por haber estado cerca de la detonación de una bomba
sí, la araña parecía un soldado sordo 
con algún miembro menos
que intentara llegar a la trinchera 
sin saber la dirección correcta
aunque no se me ocurría el motivo por el cual
una araña hubiera quedado con cuatro patas menos 
así que me acordé de los niños de la Teletón 
y pensé que quizás hubiera nacido así
y que ya estaría acostumbrada al dolor de la ausencia 
a la incomodidad de lo deforme.
cada vez que frenaba unos segundos 
por no poder soportar el peso de su cuerpo 
la araña parecía lamentarse 
por lo puta que había sido su vida 
y quizás sólo buscara un sitio para morir tranquila
por eso caminaba hacia el espacio mínimo 
que hay entre el suelo y la base del lavarropas 
aunque también podría haber nacido recientemente
lo cual sería mucho peor 
porque entonces la araña debería atravesar 
todo el sufrimiento que yo le había adjudicado 
y que en realidad apenas empezaba a conocer. 
y encima no maneja el concepto del suicidio, pensé 
aunque probablemente tampoco el de la muerte
o el de la muerte sí, pero no el del la vida después de la muerte 
y mucho menos el concepto del cielo como espacio definido 
aunque si esta araña discapacitada pudiera pensar en el cielo 
probablemente se imaginara una telaraña enorme
perfectamente tallada  
colgada en el rincón más alto de un castillo gótico 
la telaraña a la que nunca accedería 
por falta de recursos.

no, en realidad no maté a la araña 
quiero decir que no la aplasté
la dejé morir 
la dejé caminar en círculos imperfectos 
hasta que su cansancio fue insoportable
hasta que me quedé con la mente en blanco
incapaz de pensarla de otra manera. 

Pantalla

una pantalla emitiendo 
líneas y sonido de estática
así mi mente 
se pierde bajo huecos 
de insatisfacción constante.
voy de un lado a otro 
sin movimiento 
porque no hay nada detrás
del vacío electrónico
no hay nada detrás 
de mi cuerpo hambriento. 
me levanto de la cama
hace cinco horas intento dormir 
voy a la heladera 
y no hay nada en ningún lado
nunca hay nada 
que hacer 
que decir
no hay nada que la luz insomne de la heladera
sea capaz de iluminar. 
aprieto teclas
dejo los dedos marcados en cada palabra
intento que signifique algo 
vuelvo a teclear con fuerza 
me lastimo 
escribo con la frente 
la golpeo 
sigo el consejo de Bukowski 
golpeo cosas, golpeo mi cuerpo
dejo la sangre esparcida por el teclado 
y nada cambia. 
vuelvo a sentir la plaga 
del aburrimiento y el hambre 
que evidentemente 
se instalan en el mismo espacio 
y conviven. 
me siento frente a la pantalla
me duele la cabeza
el ciclo conocido 
el suicidio postergado
laslíneaselruido
loscableslasganas
lafaltadealgo
LA SANGRE LA SANGRE
mis manos. 

por fin me duermo
y sueño con un campo. 

Misión de paz

cuando el mar de sangre nos ahogaba
viraste el curso de las estrellas
para que cayeran
como balas
mientras juntaba mis cadáveres
tendidos sobre la tierra
quisiste aclarar
que no había sido una guerra
sino una misión de paz.

Mirar

al nacer
puede que veas
una ventana
y detrás
un hongo atómico
limpiando el paisaje
o puede que oigas
el suave crepitar
de tu esqueleto
sobre las hojas otoñales
o puede que sientas
en los párpados
la prolongación
de un círculo
y luego
de otro
y luego
del mismo
o puede que quieras hablar
y no hables
porque tu anatomía
no incluye boca
ni manos
ni piernas
o puede que sólo seas
un par de ojos
sangrantes
que se arrastran lentos
por el piso de un hospital
y puede que
a pesar del pánico
y la poca perspectiva
aun sigas viendo
te sigas moviendo
puede que salgas a dar una vuelta
y te choques contra algo
que te parece límite
puede que lo distingas
como una especie de línea
puede que camines por esa línea
dejando rastros
de baba ocular
puede que te frenes
te hundas en el cansancio
y entiendas tu función en el mundo:
mirar.

Cuando entonces

luego del derrumbe
cuando los animales
sean devorados 
por otros animales
y las personas 
sean devoradas
por otras personas
cuando las avenidas de la ciudad
sean las venas del monstruo
por las que corre la sangre impura
cuando se repartan balas
como bendiciones 
cuando los muertos sean envidiados 
cuando los parques sean cárceles
cuando el último presidente 
se ahogue en una montaña de cocaína
cuando a la televisión 
no le haga falta mentir 
cuando las palabras 
se repitan hasta perder su sentido
cuando los ciclos no empiecen
ni terminen 
cuando el sol no sepa 
dónde está el poniente 
cuando los recuerdos 
se parezcan a la niebla 
cuando ya no importe 
la ausencia de nubes 
cuando los hologramas
cubran todo el cielo 
y el cielo parezca más cercano
cuando la fiebre sea colectiva
y seis pájaros negros vengan
a posarse sobre tu espalda

entonces

voy a llegar despacio
el cuerpo cubierto 
con sangre y barro seco
voy a quedar a tu lado
extendiendo mi mano 
y mirándote a los ojos 
para que me toques 
e inicies, acaso 
con el contacto de tus dedos 
el nuevo lenguaje
la creación. 

domingo, 14 de octubre de 2018

Condesa

bailando a la sombra 
tus piernas pálidas
y donde debería estar el torso 
la cortina flamea 
y donde debería estar tu boca
veo la ventana 
y detrás de la ventana 
la ciudad melancólica
me espera 
pero yo no bajo 
porque tu boca se presenta 
como fuera de contexto 
y está llena de mi sangre
y siento ganas de salir 
pero el resto de tu cuerpo 
me va cortando el paso 
como un ejército sombrío 
y me resigno al silencio
cuando mi boca también se abre 
ensanchada por tus dedos 
que saben agrios 
y cortan la piel traslúcida 
al filo de mis dientes
como si fueran papel
y la sangre que te sale 
vuelve a ser mía
y el sistema circulatorio 
retoma lo de siempre 
y vuelvo a querer moverme 
pero ya tu sexo 
me traga con lentitud 
y empiezo a despedirme 
de todas las cosas 
que hay en mi cuarto 
y el cuerpo se me va empapando 
a medida que entro 
y tu ego crece 
y la oscuridad avanza
y trato de pensar por última vez
pero no puedo 
y trato de mirarte 
pero tus ojos son opacos
desde adentro. 

Rojo

rojo
como un beso de lengua
como el fuego robado
como la sangre a chorros
de un soldado inglés
como la lluvia iluminada
por una sirena en el pavimento
rojo
como una violación
como la superficie de marte
rojo como la fiebre
rojo como un mal viaje
como el sabor metálico
de una lastimadura
rojo
como un sacrificio ritual
como tu entrepierna húmeda
como el suicidio
rojo es
el delirio
la esquizofrenia
la paranoia
el saltar de un puente
también es rojo
chocar un auto
se vuelve rojo
y además
el último momento
previo a nacer.

Y así sucesivamente

En el primer día
habitaste el silencio
olvidándolo todo.

En el segundo 
dormiste
como si el tiempo muerto
no importara.

Al siguiente
te angustiaste
porque las palabras
no acudieron.

El último de los días
te encuentra callado.

Todavía no hay nada
que merezca ser dicho. 

Distópico

Mi lugar exacto es
enmarañado
difícil de hallar
un espacio helado
entre la infancia
y el Tártaro.

Mi morada está
lejos:
dentro mío
cuando duermo,
afuera
cuando el pánico
me retiene.

Igual
no quiero
saber más nada.

Conocerme sería
distópico. 

¿Eh?

quién dice que tengo 
que seguir llevando mi nombre
quién dice que mañana
voy a cumplir otro año
quién me manda
a levantarme de la cama
quién se empeña en no hablarme
quién te dice que pienses
que soy un individuo
quién, díganme ahora
posterga los finales
quién los acerca 
quién mierda decide
lo que van a decir los diarios
quién se tomó el tiempo
de encerrarnos en un horno 
quién es el hijo de puta
que habla por mis manos.

Pulso

Hoy es el día después
de todo lo anterior.

Ya comimos
ya miramos
ya le pusimos 
un nombre a todo.

Hoy, que las nubes flotan
que las hojas vuelan
hoy que los objetos brillan
con total cinismo
no me hables
ni me recuerdes nada.

Hoy, en este día extraño
en que vuelvo a salir del útero
tus palabras podrían dañarme.

(Deberías saber que siempre estoy al borde
de entrar en estado vegetativo.)

Hoy tus manos cargan
la nueva forma de todo.
Hoy tus manos se abren.

Tú destruyes el mundo para que esto suceda
tú comienzas el mundo para que esto suceda.

jueves, 17 de mayo de 2018

Vacaciones en Detroit (luna de miel en ninguna parte)

                                                                                 "Hey, mama, when you leave
                                                                                  Don´t leave a thing behind
                                                                                  I don´t want nothing
                                                                                  I can´t use nothing."

                                                                                 -Townes Van Zandt


No tengo plata, no
pero pienso en vos y te invito
a unas vacaciones diferentes
en Detroit, la ciudad abandonada 
para que juntos recreemos el sueño idílico 
de los años cincuenta.
Podemos ocupar una casa 
(de dos pisos incluso)
desalojar a las ratas del terreno 
para desayunar en el fondo
mirando las nubes 
y contando historias inventadas;
podemos inventar todo:
el nombre del barrio, 
el nombre de las calles,
las vidas de aquellos que ocuparon
las esqueletos que fueron casas. 
Podemos jugar a la escondida 
y perdernos durante años 
hasta cruzarnos en algún punto de los suburbios. 

Habitemos Detroit como si fuera un lugar nuevo
como si cada escuela y hospital en ruinas
no fueran producto del abandono, 
sino parte fundamental de algo superior.
Habitemos el silencio 
que probablemente atraviese 
a la neblina matinal.

Olvidate de mis fracasos 
yo me olvido de tus exigencias;
olvidate de lo que dije
nunca supe frenar mi voz. 
Salgamos, quiero mostrarte
los restos de una iglesia 
que conserva su belleza. 
Caminemos creyendo
que los problemas mueren 
si vamos de la mano 
derramando pasado
por el invierno de Detroit.

¿No te gustaría venir 
a mis vacaciones alucinadas
al espacio apocalíptico 
donde sería capaz 
de salvar nuestro amor? 

domingo, 22 de abril de 2018

Como un cáncer

los libros
la música
el tiempo libre
las ocupaciones
los vínculos
las esperanzas
los proyectos
las películas
las ideas
la personalidad
los gustos
los recuerdos
lo construido
lo posible
los momentos felices
lo superado
la experiencia
la intromisión
la consciencia
los consejos
la comida
las drogas
el sexo
las vacaciones
la rutina
las costumbres
el idioma
la nacionalidad
la religión
la creencia
la fe
las palabras

no son suficientes
cuando la soledad 
se queda a vivir
como un cáncer
entre tu pecho
y tu garganta.

Desnudo

estoy desnudo
casi en los huesos
la barba me crece
sobre la ropa
y la ropa sobre el cadáver

vi muchos muertos
y en ninguno me reconocí
vi mucha gente
pero no eran nadie
en particular
no eran nadie
que pudiera mirarme
hablarme
tocarme las manos
no eran nadie 
que supiera decirme
quién soy yo
y qué hago
mirando tumbas
qué hago
preguntando 
al vacío 
y qué espero escuchar
más que tierra
removida 
desde abajo
y por qué espero
una respuesta
de aquellos que ya 
no la necesitan.

La bruja y su espiral

Cuando oscurece
-y en invierno ésto sucede pronto-,
una figura débil emerge de su madriguera.
Camina despacio, contorsionándose,
temblando.
Por lo general, en el momento en que termina
de atravesar el bosque, las calles de tierra
ya están vacías, y apenas se oye algún ladrido lejano.
Aunque de cruzarse con alguien,
la figura podría mimetizarse con las sombras
y el caminante perdido sentiría al pasar
por un punto vacío de la calle
un inexplicable terror.


una bruja contempla
una plaza desierta
un balneario sombrío 
un invierno largo


unos niños perdidos
tres hamacas raídas
unos yuyos crecidos 
un invierno largo 


Para volver al aquelarre 
la bruja debe huir de su espiral 
cazando, cada cien años, 
a una criatura virgen 
cuya sangre hervirán en un caldero
las otras brujas y la bestia cornuda.

La bruja no puede fallar
su entrega debe ser exacta;
pero no es problema para ella 
encontrar víctimas: las hay disponibles
en todas las épocas; el problema consiste
en camuflarse entre los humanos
durante un siglo
mantener silencio
durante un siglo
esconder las arrugas 
y dejar apagado el brillo rojizo de los ojos
la mueca de asco y odio.


una bruja con hambre
una escuela orfanato 
una ley que se impone
una bruja que huye 


La bruja es débil 
y a cada tentación le sigue
una nueva vuelta en su espiral.
El espiral funciona como pared
y como castigo:
aunque la bruja se dirija al lugar del bosque
donde sabe se realizan las ceremonias,
nunca encontrará más que pasto y árboles.

una bruja vedada 
por su magia incompleta
otro niño que muere
una bruja que llora
otro siglo que pasa 
una bruja que espera. 


Mundo árido

Bajo la niebla
hay un mundo árido
que se alimenta
del día que se come
al día siguiente
buscando llenar la nada
de lo cotidiano. 
Bajo la carne 
hay un vacío 
que se llena 
con la creencia 
de volver a llenarse
de una vez y para siempre. 

Cuerpo

Si mi alma se desprende
por la asfixia de este tiempo,
antes de enterrarme
hagan algo con mi cuerpo:

que mis brazos sean remos
la piel material combustible
el tórax un cenicero;
que mis piernas sean carne
entre las aguas hirviendo
mi grasa chorreando
por la boca de los niños;
abran mi cráneo
dentro guarden dinero;
hagan de mi falo
el más bello obelisco;
den de comer a las ovejas
mis tripas, el hígado también;
despréndanme los huesos
tiren alguno a los perros
con los que sobran fabriquen artesanías
y véndanme por partes
en el mercado;
arranquen mi piel
estírenla cuan larga es
para taparse en las noches de tormenta;

por último, marquen un camino con mi sangre
hasta el árbol más cercano
y allí, junto a las raíces
entierren mi corazón.

Si mi alma quiere volver
ya sabrá dónde encontrarme.

Basta

no me toques
cuando estoy
pensando
no acerques tu mano
tengo piel delgada
no puedo evitar
que mi sangre imite
al océano
cada vez
que tu piel
nada sobre la mía
no quiero tener
nada
no me hables
no inicies un diálogo
las palabras me pegan mal
como ruidos inconexos
no insistas
no pruebes con telepatía
ya te dije que estoy pensando
no me saques de contexto
no voy a salir
no quiero ir a tu casa
me fundo con las paredes
cada vez
que tu cuarto
me arrincona
no camines hacia mí
como si ocupara un espacio
no estoy
no me llames
no me encuentro disponible
no me hagas repetir
estas mismas cosas
ya se te habló.

sábado, 17 de febrero de 2018

Cristo soñaba

Conocí a Cristo
en una celda oscura
me pidió un pucho
y se puso a decir
que le habían sumergido la cabeza
en un pozo de agua turbia
y que el mundo se había terminado
en el año dos mil
le pregunté cómo era eso
y él me dijo que desde entonces somos sombras
que vagan por los restos
de lo que fuera la tierra
así que estos milicos están torturando a un fantasma,
dijo y rió.
Cristo no dormía
pero soñaba 
y hablaba al mismo tiempo
para contarme los sueños
en tiempo real

un día, mientras los brazos se le movían
en convulsiones narcóticas
y los párpados tintineaban 
tapando sus ojos en blanco,
me fue narrando lo siguiente:
soñaba con una ciudad costera
en cuyo puerto desembarcaban minotauros
que perseguían a la gente por las calles
y se comían a los que atrapaban
y que los minotauros se dirigían a la nueva Babilonia
una ciudad negra de hollín
oculta detrás de lo que parecían ser
los montes de Sión

al terminar cada sueño
Cristo quedaba estático
y después, sin mirarme ni decir nada
se arrastraba hasta un rincón de la celda.
durante el rato que pasaba así
yo no dormía, ni cagaba ni escribía en las paredes
sólo miraba hacia ese rincón
donde la brasa del cigarro
iluminaba, de a ratos
la cara de Cristo
y lo que veía era una frente atravesada
por cruces hechas a navaja
y un par de ojos que miraban lejos

Cristo estaba flaco.
los sueños se acercaban
lo consumían. 
tosía sangre y vomitaba sangre
se agarraba las costillas y decía
son las puntadas de la culpa
y entonces pintaba caras en la pared
con su propia sangre
y en el suelo escribía la palabra sangre

una noche desperté por el calor
y sentí la respiración de Cristo
se estaba cortando con un fierro oxidado
el brazo derecho serruchando
el izquierdo atado a los barrotes;
me acerqué y dijo 
no queda ni una gota
mañana sueño por última vez

a la otra mañana
vinieron los milicos
a escupirnos la comida
y a darnos la biaba de todos los días
pero mientras yo era espalda,
boca y manos chorreando rojo,
Cristo apenas sudaba

el último sueño lo tuvo esa tarde
Cristo lo contó con mucha dificultad
las palabras entrecortadas
no me dejaban entender partes de su relato
y en varios momentos lo interrumpían
gritos desesperados
que salían del fondo de su garganta 
y que claramente no controlaba

entre gritos
contaba:
"Me obligan a caminar por un sendero 
custodiado por dos sombras amorfas 
las sombras rugen pero yo las entiendo
como si ese fuera mi idioma materno.
tratan de animarme
diciendo que me llevan hasta el origen de todo
que no voy a sentir dolor
pero yo siento miedo
cada paso que doy es más tétrico.
las sombras caminan a mi lado..."
entonces Cristo gritaba desde el fondo de sí mismo
y yo sentía su miedo
la celda se iba tiñendo con los colores ocres 
que Cristo soñaba
"...un paisaje a mis costados que parece calmo
pero que algo esconde
hasta que llegamos a los pies de una montaña
hay niebla, no se ve nada más allá de dos metros
pero a lo lejos escucho gritos
y las sombras desaparecieron..."
a esta altura Cristo era un pedazo de carne temblando
abría y cerraba los ojos
las cruces de la frente le brillaban
"...me veo subiendo por la montaña
el camino de piedras es estrecho 
siento las piernas cansadas
y en lugar del miedo anterior, 
ahora estoy profundamente triste..."
Cristo lloraba
a lo lejos, en la cárcel, no habían ruidos
ni pasos, ni golpes, ni rejas cerrándose
"...llego a la cima de la montaña
mi tristeza alcanza su cúspide
entonces las dos sombras reaparecen
y al unísono me dicen que mire hacia abajo
al otro lado de la montaña..."
Cristo, le decía yo, ¡Cristo!
él no paraba de temblar
hubiese querido pegarle
pero no me animé.
las paredes de las celdas se rajaban
el polvo caía
Cristo gritaba
"...veo que al otro lado no hay nada
un vacío absoluto, desesperante
ni un movimiento, nada
y las sombras me dicen:
bienvenido a la plenitud
y caigo"

y Cristo se desploma
cesan los gritos
aparecen los milicos
el sueño terminó
no los miro cuando le dan patadas al cuerpo,
ya sé que no van a conseguir nada. 



miércoles, 14 de febrero de 2018

Gárgolas

Los insomnes perdidos
verán moverse las sombras
entre el cemento y las nubes;
verán surgir de la quietud
gárgolas, cortando la noche
alas de piedra
polvo sobre los autos estacionados
rugidos secos.
Las catedrales serán gigantes de arena
cuando las gárgolas despeguen;
irán en busca de algo perdido y olvidado
algo como la pureza del silencio.
Las gárgolas volarán
invisibles, apenas una mancha
deslizándose por el cielo
cuya función será tapar cualquier estrella
para que la noche se prolongue
como una extensión del sueño colectivo.

Pero el mundo vuelve a girar
urdido por un plan macabro:
acabar con la belleza;
y las gárgolas vuelven a posarse
y las catedrales vuelven a ser paseos turísticos
bajo el sol de los vivos
bajo la tiranía de la vigilia.