martes, 27 de octubre de 2015

Milanesas de soja y otros depredadores.

Dos lobos fueron encerrados en una jaula de máxima seguridad y en el medio de la misma se colocó una milanesa de soja. Todos esperaban que los animales se destrozaran mutuamente en procura del alimento, pero no fue así. En cambio, ambos mamíferos optaron por retirarse lentamente cada uno a un rincón del cuadrado que oficiaba de jaula. Ninguno de los dos quiso atacar para dejarle campo libre a su par. Ambos preferían morir de hambre antes que deglutir el alimento. Los lobos parecían intimidados, la milanesa no. Pasaron horas y los lobos se durmieron. La milanesa conservaba su impecabilidad. Pasaron años y los lobos murieron. La pseudo milanesa permanecía imperturbable. Recién cuando los lobos comenzaron a descomponerse, la milanesa cambió de postura, se arrastró un par de metros y comenzó a devorarse a los lobos.